Actualmente el arte es un elemento que nos acompaña casi en todo momento de nuestra vida. Desde los cuadros y esculturas que podemos ver en un museo, la música que escuchamos, la decoración en nuestras casas o mucha de la publicidad que consumimos. Todos estos ejemplos tienen un componente artístico. Vivimos rodeados de arte y por consiguiente una gran cantidad de personas dedican su tiempo a generar esta clase de contenidos que podemos considerar, en mayor o menor grado, obras…
Actualmente el arte es un elemento que nos acompaña casi en todo momento de nuestra vida. Desde los cuadros y esculturas que podemos ver en un museo, la música que escuchamos, la decoración en nuestras casas o mucha de la publicidad que consumimos. Todos estos ejemplos tienen un…
Actualmente el arte es un elemento que nos acompaña casi en todo momento de nuestra vida. Desde los cuadros…
Actualmente el arte es un elemento que nos acompaña casi en todo momento de nuestra vida. Desde los cuadros y esculturas que podemos ver en un museo, la música que escuchamos, la decoración en nuestras casas o mucha de la publicidad que consumimos. Todos estos ejemplos tienen un componente artístico. Vivimos rodeados de arte y por consiguiente una gran cantidad de personas dedican su tiempo a generar esta clase de contenidos que podemos considerar, en mayor o menor grado, obras de artísticas. Pero ¿qué son estos individuos?, ¿son artistas?, ¿son genios que se diferencian del común de los mortales? Para poder responder a estas preguntas y poder comprender en mayor medida el mundo del arte y a los artistas, es necesario profundizar en su historia, su naturaleza y a su vez tratar de entender lo mejor posible a estos creadores. Para conseguir esto la sociología es una de nuestras mejores herramientas.
Para empezar ¿qué es un artista?, ¿se ha percibido esta etiqueta siempre de la misma forma?
Como presenta Janet Wolff en “La producción social del arte”, en el renacimiento tuvo lugar un gran cambio en la forma de producción artística, pasando de depender completamente de los gremios, donde se generaban productos con una estética muy similar en todos los talleres, a aparecer el genio creador como una persona individual que aportaba su marca personal a su obra, distinguiéndola de las de otros individuos. Es importante aclarar que de ninguna manera esto fue el final de los gremios y en muchas ocasiones estos nuevos creadores tenían una serie de ayudantes o aprendices, de manera que no necesariamente hacían todo el trabajo solos. A pesar de esta transformación, seguía tratándose de artesanos con mayor o menor renombre y en muchos casos, gozaban de gran reconocimiento y respeto en altas esferas sociales, aunque seguían trabajando bajo pedido y con muy poca libertad creativa. Esto último difiere con la concepción actual del artista como individuo independiente que concibe, genera y experimenta, que busca nuevos códigos para comunicarse y que en muchos casos explora la controversia en su trabajo.
Esta considerable diferencia entre la concepción del artista de antaño, y de la que percibimos actualmente, nos deja ver de forma muy clara que la idea de artista ha ido cambiando a lo largo de la historia. Entonces, ¿cómo podemos entender realmente qué es el arte? ¿y la verdadera naturaleza del artista? ¿son los artistas una especie de “mesías” de la creación y la creatividad?
Para arrojar algo de luz a estas cuestiones estudiaremos, a que llamamos arte y cómo podemos diferenciar un objeto cotidiano de un objeto artístico. Para ello es de gran ayuda conocer el trabajo de Joan Campàs. En su conferencia “Per què un objecte es pot considerar obra d´art?” Campàs nos ofrece una serie de reflexiones que aclaran la diferencia entre estos dos tipos de objetos. Según lo que en esta charla se expone, entiendo que hay dos modos principales de deducir qué hace que un objeto tenga la cualidad de ser artístico. La primera opción es la más subjetiva. Nos habla de tres elementos, la intencionalidad del artista que crea un objeto con una perspectiva artística, el propio objeto que puede tener cualidades estéticas o simbólicas que inspiran una serie de sentimientos en quien lo observa, y la mirada del espectador que sería quien lo interpretaría de forma individual y subjetiva. Esta reflexión es perfectamente válida, pero nos plantea un problema. Según esta concepción, lo que una persona puede considerar una obra de arte podría no tener ningún valor artístico para otra. Necesitamos pues otra manera de acotar esta cuestión para llegar a un acuerdo más general.
Más adelante se habla de la teoría institucional, que resumiéndolo muy brevemente, intenta decir que todo aquello que las instituciones artísticas o actores importantes de ese mundo consideren arte, será arte. En un primer momento esta teoría puede generar rechazo, es muy fácil decir que lo que un museo diga que es arte, es arte y ya está. Pero si reflexionamos sobre ello, le encontramos un sentido, sobre todo si lo analizamos desde un punto de vista sociológico o histórico. Campàs menciona cómo en el barroco, las instituciones religiosas, encargadas de la creación de gran parte de las obras artísticas, escondía o destruía obras románicas porque en ese momento no lo consideraban bonito. En cambio, aceptaban el estilo predominante de la época. Al ser estas instituciones las que hacían posible la creación de nuevas obras por medio de encargos, se les delegó la decisión de escoger qué era arte y qué no en ese momento.
Puede que hoy en día no logremos comprender estás actitudes, ya que la idea de lo qué es artístico, es mucho más abierta y flexible, debido al conocimiento de multitud de estilos de diferentes épocas y marco geográfico, pero lo cierto es que, si las instituciones artísticas no aceptan algo como artístico, esto no será aceptado de forma generalizada. Aquí es donde entraría en juego la definición subjetiva y personal explicada anteriormente, en la que si una persona encuentra inspirador este objeto sí será artístico, pero únicamente a nivel individual y personal.
Si tenemos esto en cuenta, partiendo de la teoría del arte institucional, nos será mucho más fácil entender el rol del artista. Aunque también abordaré la idea del arte cómo algo individual y subjetivo.
Otro aspecto a tener en cuenta es a qué llamamos artista. ¿Podríamos decir que artista es aquella persona que genera de alguna manera contenido artístico?, o ¿acaso es solo artista la persona que se dedica de forma profesional a esta producción? Este es otro gran interrogante que nos puede entorpecer en gran medida el avance para la comprensión del mundo del arte y de cómo aparece un artista en el mundo, pero también se trata de una oportunidad para crear una base sólida en el conocimiento general de este campo y nos hará comprender mejor la naturaleza de cada uno de los elementos que lo componen. Partiendo de las dos preguntas anteriores vamos a tomar dos vertientes, en la línea del arte como algo subjetivo personal y del arte institucionalizado. En este sentido más personal y amplio, un individuo puede tener ciertas inquietudes artísticas y generar multitud de contenido artístico, se puede escribir poesía o canciones, dibujar y pintar, modelar o tallar o cualquier otra actividad con potencial expresivo. Si seguimos este hilo podremos llegar fácilmente a la conclusión de que toda persona es en potencia un artista y lo único que hay que hacer es dar el paso de crear y seguir ese camino. Esta idea está muy en la línea del arte individual, que depende de la intencionalidad del autor a la hora de la creación, las cualidades del objeto protagonista y de la mirada subjetiva del espectador. Aquí veríamos una conversación muy personal y directa del artista como emisor y el público como receptor, y si ambos sintonizan y comparten la opinión de que el objeto es una obra de arte, este cuerpo artístico llega a cumplir su función. Incluso podríamos pensar en la persona que realiza estas creaciones, pero no las comparte, la genera por el único placer de llevarlas a cabo con una mirada íntima e introspectiva y no siente la necesidad de exponer el resultado. De acuerdo con esta concepción esto también es arte y por consiguiente la persona que lo realiza es un artista.
Por el otro lado tenemos la idea del arte aceptado por la sociedad en general y más en esta línea, aunque no siendo exclusivo, el artista que se dedica a la creación artística al menos como parte de su actividad profesional. La persona que funciona de esta manera necesita generar un flujo más o menos constante de contenido artístico para asegurarse el sustento.
Otro factor extremadamente importante sobre los artistas que debemos tener en cuenta es que son hijos de su tiempo, no podemos olvidar que se trata de personas que viven en un determinado contexto social, económico, político y personal que tiene mucha importancia en la forma de expresarse y los temas que abordan. Esto es muy evidente al pensar en la diferencia a simple vista del arte de diferentes lugares y momentos históricos, así como el arte rupestre se diferencia del arte de la Europa medieval y este a su vez del arte del Japón feudal y todos estos son completamente diferentes a una obra de arte moderno. ¿A qué se debe esto? Pues es algo derivado de que cada persona obra en base a su educación, que puede variar mucho dependiendo de donde se haya criado y con qué valores, y de los estímulos que vaya recibiendo a lo largo de su vida. Digamos que la educación te da un estilo y las vivencias un discurso.
Existe un gran problema en nuestra sociedad relacionado con la concepción del artista y su obra, y es que, como explica Vera Zolberg en “¿los artistas nacen o se hacen?”, hay una tendencia muy común a mitificar de alguna manera la capacidad de creación del artista gracias a la cual pueden hacer obras de arte. Esto, desde mi punto de vista es un tremendo y enorme error, que no hace sino alejar a las personas del arte, del artista y de la obra artística, e incluso le quita merito a la persona que lleva a cabo la creación y concepción de una obra determinada. De esta manera se le resta importancia también a todo el proceso de aprendizaje y toda la experiencia que pueda tener un artista y que supone una parte esencial del buen acabado de cada trabajo. Cierto es que la “buena mano” o que, desde un primer momento a una persona se le dé bien una u otra disciplina, son parte muy importante para comenzar en el camino de la creación artística. Pero un artista no es solo eso. Las obras de arte muestran una evolución y un aprendizaje a lo largo de la carrera de un artista e incluso en una gran mayoría de los casos hay un aprendizaje previo a dicha carrera. Dicho de otra manera, si en nuestra casa tenemos un problema eléctrico o de fontanería y llamamos a un especialista para poder solucionarlo, damos por supuesto que esta persona se ha tenido que formar sobre ese tema, sabemos que no ha nacido con la capacidad de realizar esta tarea a la perfección ni relacionamos el buen hacer de este trabajador a una energía mística que le permite cumplir con su cometido profesional. Sin embargo, con los artistas si se tiende a hacer esto y se acaba cayendo en la opinión generalizada de que no todo el mundo vale para eso y solo lo pueden alcanzar algunos iluminados. ¿Acaso si una persona nos dice que quiere estudiar medicina le respondemos con que si no se te da bien de antemano este campo mejor se dedique a otra cosa? Ahora sabemos que cada persona tiene unas capacidades físicas y mentales con un equilibrio que puede mostrar mayor facilidad en una serie de disciplinas y menor en otras, pero no por ello le resulta imposible conocer y profundizar en estas últimas.
Teniendo todo lo explicado anteriormente en cuenta, podemos empezar a hablar de la naturaleza del artista, de la manera en la que “nacen” los artistas. Como he mencionado hace poco los etiquetados como tal, son personas, con una vida y una historia, un contexto y una opinión personal. Como cualquier persona un artista tiene unas pasiones y la vida le lleva por unos caminos que le hacen diferenciarse del resto de personas del mundo. La primera cualidad que hace falta para que una persona pueda ser denominada artista es la de desarrollar cierta inquietud artística o creadora que incite a la persona a tomar elementos de su entorno y transformarlos de alguna manera para cambiar, exagerar o minimizar su significado. Esto es el primer paso que lleva a una persona a crear algo potencialmente artístico. A partir de aquí veremos que se puede desarrollar un interés por la creación, lo que llevará al estudio de otras personas que también lo hagan y los resultados de sus obras, también a raíz de la inquietud creativa se llega a una etapa, que puede ser pasajera o no, de exploración, investigación y experimentación de la creación en la que se conocen materiales, técnicas y modos de trabajar que den lugar a multitud de resultados finales. Mediante esta exploración se adquiere una experiencia y se desarrolla un lenguaje y un estilo concretos que pueden caracterizar a este artista.
En base a todo lo expuesto anteriormente es fácil entender el porqué de la polémica sobre la cuestión de si los artistas nacen o se hacen, pero precisamente gracias a todo lo aquí abordado resulta algo más fácil entender la naturaleza de esta cuestión. Los artistas son personas de carne y hueso, con un interés por crear y comunicar algo especial, pero esto no significa que la capacidad de la creación artística sea algo inalcanzable para otras personas. El artista nace en el sentido de que, si una persona crece sin una inquietud por crear y jugar con el significado y el potencial expresivo de todos los elementos que nos rodean, difícilmente podrá acabar siendo artista. De forma que es necesaria esa cualidad, aunque podría ser que alguien a lo largo de su vida sienta esta necesidad en momentos muy concretos y aislados, lo que no niega su potencial. Pero también es muy importante el factor de “hacer” al artista en el sentido de que conduzca su mente y su técnica, que explore y crezca, en definitiva, que cultive esa faceta.
En conclusión, llegamos a la idea de que, como infinidad de conceptos de nuestras vidas, esta controversia trata de polarizar y separar dos elementos que forman parte de la idea con la que se les vincula. Un artista nace y se hace, se nace con una chispa, un potencial creador y a lo largo de la vida se pueden ir aumentando y trabajando estas cuestiones de manera que lleven finalmente a poder considerarse artista.
Bibliografía
Campàs. Joan (2021). Curs: Introducció a a Història de l’art. 1. Per què un objecte es pot considerar obra d’art. Barcelona. (Consulta noviembre 2021)
Un debate incipiente en sociología del arte es la función de los museos. En el siguiente ensayo se desgrana una serie de catalogaciones y funciones que han tenido los museos y las exposiciones a lo largo de la historia. También a modo de conclusión se aborda la función…
Un debate incipiente en sociología del arte es la función de los museos. En el siguiente ensayo se desgrana…
Un debate incipiente en sociología del arte es la función de los museos. En el siguiente ensayo se desgrana una serie de catalogaciones y funciones que han tenido los museos y las exposiciones a lo largo de la historia. También a modo de conclusión se aborda la función que deberían tener los museos y centros de arte contemporáneo en las ciudades del siglo XXI. Tras la lectura de los textos facilitados en la práctica y adjuntados en la bibliografía se pretende articular un abanico completo de los casos que han llevado a considerar este debate en sociología.
A modo de introducción y según el texto de Viçent Furió sobre Objetivos, límites y problemas de la sociología del arte, se ha de considerar el valor reciproco que existe entre el el arte y sociedad. La importancia de la repercusión social en el arte y la repercusión de la arte en la sociedad. Una manera de asumir ese ejercicio es organizar y vertebrar adecuadamente la tradición según los estudios del pasado para intentar descubrir y explicar las relaciones entre el arte y su medio social. Sería el objetivo principal de esta disciplina: estudiar la dimensión social de los hechos humanos para relacionarlos en la realidad social y comprender los resultados reales de manera integral. Esta consideración dentro del pensamiento estético se puede explicar con ejemplos prácticos dentro de la Historia del Arte y la interrelación de factores externos como rasgos esenciales en las manifestaciones artísticas. En el texto enumera muchos casos pero el primero me resulta mas relevante ya que se trata de un dialogo más gráfico. Se trata de la influencia del pensamiento escolástico en la arquitectura gótica que establece Erwin Panofsky. Considerando que la influencia recibida por los arquitectos no fue de forma individual, sino mediante el pensamiento escolástico a través de costumbres sociales como los sermones, los debates públicos o los programas iconográficos. Se puede catalogar la relación de este estilo con el habito mental establecido en aquel tiempo. De esta manera se establece un ritual social que genera un lenguaje artístico. [1]
La reciprocidad que introduce Furió es donde a mi parecer inicia el debate sobre la existencia de museos, la necesidad imperiosa de almacenar y mostrar bienes culturales como manifestación de abundancia. Porque antes de existir el sistema museístico que consideramos hoy día existían lugares de cohabitación cultural. Recintos donde convivían poetas, escritores y científicos del Mundo Antiguo para trabajar. Era un templo dedicado a las musas, museion. En El museo como ritual que describe Duncan establece una relación entre la arquitectura clásica como escenario ritual y los espacios donde se exponen colecciones públicas que se comienzan a establecer en el siglo XVIII. La clasificación arquitectónica tradicional se establece en edificios religiosos y edificios seculares. Pero ¿qué es el museo? Un edificio con estructura arquitectónica religiosa pero con actividad secular, donde se realiza una actividad ritual como es la contemplación y la reflexión. Esto se reafirma apelando a las fachadas de los grandes museos monumentales que son iguales a las de los templos romanos o griegos (Munich, Berlin, Londres, Washington,…) Los museos modernos son igualmente imponentes por su estructura y sobresalen entre las demás construcciones por grandes obeliscos, jardines de esculturas o llamativas estructuras arquitectónicas. Pero es en su interior donde la experiencia ritual se estructura mediante la representación de varios espacios y en la manera de aislar las obras para que los visitantes interpelen el ritual. Duncan habla de los espacios secuenciales y la disposición de los objetos, así como su iluminación que lo asemejan a las catedrales medievales donde los peregrinos establecían una ruta prefijada y estructurada para recorrer su interior y detenerse en determinados lugares a rezar o contemplar. Los vomitorium, transeptos, girolas y naves en los que se divide un templo son lugares de paso y transición. Al igual que los puntos de encuentro, vestíbulos o acceso a exposiciones temporales del museo actual.[2]
Entonces tenemos una concepción de edificio clásico para una función moderna como es almacenar y exponer obras de arte. En la introducción de Alessandro Beltrami a Musei Lenuove cattedrali, un texto de Charles Jencks y Tom Wolfe, hace referencia al tratamiento que se otorga a los nuevos museos de arte contemporáneo como verdaderas catedrales. Una de las sentencias que mas define esta situación es “…Noi avremo musei come cattedrali se prima non avessimo guardato le cattedrali come musei…”. Algo así como que nosotros consideramos/tenemos museos como catedrales porque primero hemos considerado a las catedrales como museos. Me parece una definición muy precisa y gráfica de la catalogación secular de Duncan desarrollada anteriormente.[3]
Una manera de enlazar este discurso con la evolución del uso de los museos es el texto de Anna María Guasch y Joseba Zulaika en la introducción de El museo como instrumento cultural. La materialización del uso de los museos como entidad paralela y no vertebradora de la cultura es un error. La cultura y la actividad de los museos tiene que caminar de la mano, no existe el museo de arte sin la evolución cultural. En la actualidad el museo se encarga de reafirmar la identidad de la propia entidad. Hace del lugar un objeto. Es un discurso basado en la globalización de la cultura o de la museificación globalizada que sostiene la construcción sistemática de sedes de colecciones de arte repartidas por todo el mundo. No ya como contenedor neutro sino como reafirmación de una supremacía cultural y sobre todo económica.
“…Parece difícil escapar de ésta “museificación globalizada”, que tendría uno de sus paradigmas en el Museo Guggenheim de Bilbao, claro monumento a la hegemonía cultural Norteamericana sobre Europa…” (introducción Aprendiendo del Guggenheim de Bilbao).
Después de esta reflexión se puede enlazar una serie de catalogaciones contextualizando las distintas consideraciones del museo moderno. La idea del museo global tiene su origen en la formulación del concepto renacentista de museo como lugar privado de acumulación de objetos singulares en salones, los studiolos, que evolucionan hasta finales del siglo XVIII con el Louvre y el British Museum. Se tratan de museos-contenedores que protegen entre cuatro paredes las riquezas del patrimonio nacional, guardián de la memoria colectiva para educar a la población con paradigmas del pasado y democratizando la cultura presente. Ésta teoría es cuestionada por el futurismo y por Paul Valéry que consideran al museo como una acumulación yuxtapuesta de tesoros o “moradas de incoherencia”, que es como define a los museos el manifiesto de Marinetti en 1909.
Por otra parte el punto de vista de Marcel Proust en 1919 reflexiona sobre el museo como lugar de idealización espiritual, lugar donde se le otorga vida después de la muerte a la obra. La segunda vida que se le da a la obra descontextualizando su origen. También es uno de los precursores en idealizar al espectador y diseñará el museo como “palacio para el pueblo”. Una oportunidad que brinda la inclusión del neolibraeralismo hacia la cultura del espectáculo.
Esta visión populista del entretenimiento la desarrolla Walter Benjamin una década después, estableciendo dos valoresmarxistas en el arte: el valor de culto (el valor de la obra de arte, el valor ritual) y el valor de exposición. (La obra de arte en la época de la reproductividad técnica). Benjamín se refiere a los museos como “colecciones públicas” y su concepción de museo está íntimamente ligada a los valores culturales, los valores económicos y de consumo de cada momento.
Los discursos al respecto se viran hacia una externalización del arte. A la consideración de que es posible hacerlo si tienes las posibilidades técnicas. En cierta manera la visión que se tiene de los museos en este momento es que pueden estar llenos de réplicas de los originales a través de reproducciones o fotografías. Todo contextualizado en el periodo de Entreguerras, mapa de destrucción e instalación de identidades supremacistas.
Hasta después de la Segunda Guerra mundial André Malraux afianza ésta idea en su concepto de museo imaginario donde la fotografía sustituirá a los originales creando una completa colección de todas las obras de arte del mundo. Un museo que se centra en contraponer objetos de todo tipo sin considerar las jerarquías tradicionales entre los tipos de arte. Concepción que impulsará, según Rosalin Kraus, el arte por el arte. Una manera de descontextualizar el arte primero separando a las obras de sus lugares originales y rompiendo la relación con su uso ritual. De talmanera que las obras incorporadas a un nuevo soporte de reproducción (libros, postales, etc) son arrebatadas de su escala original, gracias a los democratizadores efectos de la imprenta o la fotografía.
Los años posteriores y de manera simbólica se acuñan varias tipologías de museos. El museo blanco o espacio universal que propone Mies van der Rohe. Espacio que intenta huir del pasado e intenta buscar un contexto neutral donde las obras de arte tengan el poder absoluto y solo se vean alteradas por la irrupción de seres humanos. La concepción del espectador como un ojo incorpóreo, un ojo que había muerto al entrar en el cubo blanco. La concepción espiritual del espectador, de ojo-alma que interpela O´Doherty. La primera materialización de estas teorías se realizan en el MoMA de Nueva York. Museo moderno, de arte abstracto y cubo blanco que excluye todo referente pasado. Concibiendo la forma pura como referente, abogando por la neutralización del contexto original y de los rasgos simbólicos que definen la obra de arte. Para Theodor Adorno este museo-contenedor lo describe como “sepulcro familiar para las obras de arte”, mausoleos que se encargaran de neutralizar la cultura. Estas reacciones se encuentran durante los años sesenta, último tramo de la modernidad. Donde la contracultura encarna la vida en el arte. Un renacimiento cultural reaccionario hacia todo pasado funesto y que piden renovar la función de museo como casa del tesoro, fortaleza infranqueable de naciones, imperios y cánones. La repercusión social en el arte y la repercusión del arte en la sociedad es una identidad. La sociología establece que los agentes en una obra de arte son parte fundamental. La obra de arte ha dejado de ser una expresión aislada e individual para convertirse en manifestación de identidades en expansión. «El papel del museo como lugar elitista, como bastión de la tradición, y de la cultura elevada cede su terreno como afirma Huyssen, al museo como mass medium, como el lugar para una espectacular puesta en escena, lo cual afecta directamente a las políticas de exposición y contemplación […] el museo pasó a simbolizar una nueva clase de edificio comunitario denominado “catedral de nuestro tiempo”.
(Introducción Aprendiendo del Guggenheim de Bilbao). [4]
En este punto no se puede pasar por alto el papel de Haral Szeemann en lo que fue la consagración de la exposición como proceso y como pensamiento. De manera muy resumida éste comisario suizo había firmado un contrato con Philip Morris para financiar un proyecto se una exposición de arte contemporáneo. Se trata de una exposición en Berna para presentar las últimas tendencias del arte contemporáneo donde Szeemann tiene carta blanca. El proyecto no tiene precedentes en cuanto a la financiación privada y tampoco en la libertad por parte del comisario. Constituye una pieza clave para comprender la historia del arte de los siglos XX y XXI. Fue la primera manifestación de las tendencias que conforman este siglo. Las corrientes postminimalistas, arte povera, land art, arte procesual,… formaron sus bases en esta exposición. Para hacerse una idea Szeemann recorrió los estudios de un centenar de creadores emergentes para buscar aptitudes mas que artistas. El titulo de la muestra When aptitudes becomes form. Es realmente difícil de explicar lo que allí sucedió pero se congregaron unos setenta arista que en un edificio de Berna y consagraron la definición de site specific. Cada uno realizó una intervención especifica para ese lugar y para ese contexto. Pero fue una consagración del comisario por juntar una serie poéticas sin conexión aparente y explicar el complicado entramado del sistema contemporáneo del arte. La exposición de identidades múltiples. Por señalar alguna de las intervenciones, Robert barry iluminó con nitrato de uranio el tejado del edificio. Una de las sustancias primordiales del universo en suspensión por el tejado del edificio durante 30 años (es el tiempo que dura la sustancia en suspensión aérea) como una manifestación artística perdurable a la humanidad. La exposición tuvo lugar en el Kunsthalle de Berna entre marzo y abril de 1969. La revisión que realizó por la Fondazione Prada en 2013 en la Biennale de Venezia afirmaba al comisario como figura indispensable en la construcción del relato expositivo. El proyecto se basa en “la comprensión del lenguaje con el que se monta una exposición y las relaciones entre las obras expuestas por su comisario se convierten en un elemento fundamental de las historia del arte moderno y contemporáneo”. (Fondazione Prada 2013).[5]
Desde la primera catalogación hasta aquí existe la figura de alguien que se encarga de colocar en un museo o en una galería, por su propio criterio un relato coherente de lo que se quiere mostrar. Del coleccionista, al galerista pasando por el curador. Por supuesto que la evolución técnica y la inclusión de los mass media hicieron adaptar la concepción museística. Cada ciudad trato de catalizar su evolución social mediante los museos a través de unas tipologías e iconografías relacionadas en forma y modo al viejo museo. La relación con las estructuras expositivas pasadas estaban en todos sitios y el ritual de visitar un museo y ver arte se impuso durante los años setenta. El museo sin muros de Malralux destrona esta idea en cuanto a eliminar toda secuencia cronológica, valorizando el espacio y la temporalidad. La visita al museo se convierte en un exponente de cómo el arte y la arquitectura actúan en el interior del museo. Museos de usos flexibles, sismógrafos de la cultura y donde los arquitectos materializan sus aptitudes respecto a la arquitectura. Vittorio Magnano Lampugnanani debido a esta espectacularización del edificio el arte se puede confundir con entretenimiento. En ese afán de expandirse o desaparecer de Thomas Krens, director del Solumun R. Guggeheim de Nueva York en 1988. La colección atravesaba una crisis financiera y acumulaba colección, razón para reformular el modelo de museo, estableciendo el modelo globalizado de museo del siglo XXI de grandes colecciones, importante arquitectura un destacado programa de exposiciones especiales, otro de exposiciones secundarias, dos tiendas, dos restaurantes, una pagina web accesible y un economía comparable a una red de comunicación global. Es una manera de reactivar el museo post moderno haciendo una cadena internacional de instituciones autónomas que reactive la economía de una manera globalizada. A este ambicioso proyecto se le llamó el consorcio Guggenheim.
El museo fascinante, museo que capta la atención, museo producto que apasiona al visitante. Un claro ejemplo es Bilbao que supuso una forma de acelerar la transformación de una ciudad industrial hacia una capital cultural importante. La visión del nuevo museo que ya no compite por su contenido sino por su continente. Con el ejemplo de Bilbao apelo a Martin Filler y sus ensayos de arquitectura moderna en The Neworker, donde dice que la construcción de edificios tan escenográficos es una enfermedad que contagia a ciudades de todo el mundo asociado al turismo, rehabilitación urbana, crecimiento económico y transformación de la imagen y realidad de una ciudad. Sin duda es un símbolo del nuevo orden mundial que impera en forma de colonialismo cultural.
Otra de las fases sociológicas que experimenta el museo en el Museo interpelado de Borja-Villel es el triangulo donde el vértice superior lo conforma las narrativas y la base los intermediarios y el público. Me ha parecido una buena manera de interpelar la realidad sociológica de dos sustentos corpóreos (intermediarios y publico) que mantienen algo tan etéreo como las narrativas que se desarrollan el las exposiciones y museos. Durante todo el texto Borja-Villel intenta mantener una distancia entre la dicotomía de cultura vs. espectáculo que tiene intrínseca la concepción del museo moderno. Para ello es importante plantearse una serie de cuestiones para tratar de mantener la esencia de un museo. Y son: ¿cuáles son sus narraciones?, ¿en qué consisten?, ¿cómo se trasmiten? y ¿a qué público van dirigidas?. Por supuesto mantiene una evolución natural hacia descolonizar las exposiciones y explicar la Historia del Arte de manera evolucionista. Para ello es necesario mantener un lenguaje lejos de la cultura predominante y de la naturaleza discursiva del museo tradicional. Es importante también conocer la multiplicidad de la modernidad y asumir que no existe una única modernidad sino múltiples. Y que están relacionadas entre ellas, que se comunican por impulsos distintos y que tienen sus orígenes en lugares muy diversos. Por ello la función del museo en el mundo contemporáneo debe moverse entre la subversión y la absorción, la pasividad contemplativa y la ruptura activa, el estado y la multitud, entre la creación y el mercado. Sabiendo que la tendencia de los museos en nuestros días es hacia la ampliación y creación de franquicias dentro de su idiosincrasia. Se debería trasformar en un giro hacia fuera, hacia todo aquello que lo circunda, empezando por su entorno físico. Entonces manteniendo el modelo de triada anterior sugiere una nueva concepción: – una(s) narración(es) alternativa(s) a la historia moderna, – nuevas formas de intermediación y – la consideración del espectador no como objeto pasivo ni consumidor sino como agente y sujeto político. Sería una visión menos autoritaria y mas horizontal. Donde la educación en el objeto artístico asume un papel importante.[6]
Para finalizar este ensayo no he podido pasar por alto la intervención de Jorge Ribalta en Mediación y construcción de públicos que a mi parecer constela la mención anterior a sobre la consideración del espectador. En el texto otorga una valor especial a la esfera cultural dentro del museo como una revisión del capitalismo, lo llama capitalismo cognitivo. Para ello el museo se convierte en un espacio autónomo de resistencia y critica a través de métodos y discursos alternativos que sean mas significativos que el arte tradicional. Pone como ejemplo el MACBA y la relación reciproca con el barrio del Raval. La intención principal de incluir un museo de esas características en el centro del Raval no tiene otra función que higienizar el centro. Una visión urbanística que enlaza a una Barcelona pre-olímpica con la cita anterior de Thomas Krens. Pero a pesar de todas las trasformaciones gubernamentales, la realidad multicultural del barrio prevalece. Por ello lo que plantea Ribalta es un nuevo discurso basado en la experiencia cultural contraria a la homogenización del espectador. El MACBA mira hacia su entorno y pretende incluir la realidad multicultural dentro del museo, comprendiendo al publico como una agente que cambia continuamente y que es necesario para seguir viviendo la cultura. Está claro que no se manifiesta con una programación de exposiciones en torno a la comunidad pakistaní o filipina que habita el barrio, sino creado una serie de circuitos alternativos organizados por la entidad que actúe sobre un determinado público y que llame su atención. La realidad de éste público tiene mas que ver con las condiciones precarias de trabajo, su situación migrante, la especulación urbanística, condiciones de habitabilidad muy cuestionables, la forma que tienen sus medios de comunicación (la mayoría para estar en contacto con su país de origen) y también la política visible y de acción directa. Parece casi imposible que esta evolución tenga que ver con los casos descritos anteriormente donde la expansión de la cultura excluye mas que incluye. Todo esto comienza a través de talleres durante las movilizaciones antiglobalización que acoge la ciudad de Barcelona en la década de los dosmiles. Donde el museo personificó todas las inquietudes que portaban los manifestantes, convirtiéndose en sede de todos ellos. Una nueva catedral moderna que fue capaz de congregar muchas formas de expresión a través de agencias. Existían cinco : agencia gráfica, fotográfica, de diseño, producción y de financiación a través del bar del museo. A la vez se programaban exposiciones y acciones, también se produjo un proceso de documentación entre todas las agencias. Estos acontecimientos establecieron una concepción del museo como espacio de debate y crítica, mas cerca de los musiones clásicos que de el cubo blanco de van der Rohe. De ser el representante de un capitalismo cultural a convertirse en sede de los movimientos anti-capitalistas. De alguna manera se puede volver a esa concepción de catedral del siglo XXI en este caso, ya que a pesar del paso del tiempo en Barcelona cuando se gesta un movimiento o acción anticapitalista la Plaça de les Ángels frente al MACBA funciona como punto de encuentro y peregrinación. Incluso si esos movimientos no han sido organizados por el museo. Es un paradigma sociológico muy interesante en torno al arte. [7]
A diferencia que ocurre con MNCARS que linda físicamente con el barrio de Lavapiés y le da la espalda en todos los sentidos. Existe un intento de aproximación mas por parte del barrio al museo que del museo al barrio. En una conversación con Ana Longoni, directora de Actividades Públicas del Museo e impulsora del Museo Situado, un intento de simbiosis gestado en 2018 para gestionar el museo desde el barrio que tiene las mismas características multiculturales del Raval, pero que nunca mira hacia el museo. Museo Situado tiene un formato asambleario y polifónico que desborda el concepto tradicional del museo para adentrarse en otras dinámicas que vienen impulsadas por la historia de organización, lucha y resistencia del barrio de Lavapiés y de sus movimientos comunitarios. Ambos son procesos y proyectos que cuestionan los límites de la cultura y las contradicciones institucionales. «Un museo es mas lo que se hace con él, las formas en la gente se apropia de él».[8]
Para concluir estableciendo un nexo sociológico con toda la evolución de los sistemas para mostrar y administrar obras de arte, es que el acercamiento de la cultura al público se ha de establecer con el mismo ímpetu que el público se acerque ella. Teniendo siempre conocimiento de la identidad y del origen al que pertenece. Un paradigma que explica este proceso sociológico en la actualidad lo encarna el traslado de las tumbas de los faraones en el museo de El Cairo. La forma que tienen de venerar en la actualidad lo que un día fue venerado para entender su propia cultura y el valor a lo que un día les hizo ser lo que son. Una vez mas cito a María Zambrano en El Hombre y lo divino:
“Una cultura depende de la calidad de sus dioses, de la configuración que lo divino haya tomado frente al hombre, de la relación declarada y de la encubierta, de todo lo que permite se haga en su nombre y, aún más, de la contienda entre el hombre y su adorador, y esa realidad; de la exigencia y de la gracia que el alma humana a través de la imagen divina se otorga a sí misma” (Zambrano, 1993: 27).[9]
Referencias y bibliografía:
[1] Furió, V. (2000) Capitulo primero Objetos, Límites y problemas de la sociología del arte en Sociología del arte. Cátedra. Madrid.
[2] Duncan, C. (2007) El museo como ritual en Rituales de civilización. Nausícaä. Murcia.
[3] Jencks, CH – Wolfe, T. (2016) Musei le nuove catedrali. Ed. medusa. Milano.
[4] Guasch, A Mª. y Zulaika, J. (2007) Introducción Aprendiendo del Guggenheim Bilbao en El museo como instrumento cultural. Akal, Madrid.
[5] Ribeiro dos Santos, R. (Consulta 15 noviembre 2021) Harald Szeemann, When attitudes become form y el protagonismo de los comisarios. Casos de sociología del arte, para UOC.
[6] Borja-Villel, M. (2009) El museo interpelado en Objetos relacionales. Colección Macba, Barcelona.
[7] Ribalta, J. (2004) Contrapúblicos. Mediación y construcción de públicos. (Web).
[8] Ana Longoni. (2020) Museo Situado, entrevista podcast en RRS. Radio del Museo Reina Sofia, Madrid.
[9] Zambrano, M. (1993) El Hombre y lo divino. Alianza editorial, Madrid.
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